TRANSicionar: La dualidad del coraje - JACKE OSORIO (Chile)
- CuchaRica Irreverente
- 29 may 2019
- 22 Min. de lectura
Actualizado: 30 may 2019
29Mayo2019 #jackeOsorio #trans #lgtbiq #diversidad #amor #regiones
Jacke tiene 21 años, es Antofagastino y estudia trabajo social. Es un hombre trans. Es importante para él que se le identifique como tal porque llamarme hombre, solamente, significaría desconocer todo lo que he hecho, todo el proceso por el que he pasado para convertirme en quien soy. Sería una postura que no me representa.
.Se define bi-sexual y plenamente feliz con su pareja, Camila, una mujer lesbiana.
Me cuenta con orgullo que hoy recibió su tarjeta de transporte con el nombre que le correspondía. Era la única identificación que le faltaba recibir.
Recuerdo a Jacke desde que el mundo le decía “Jackie”, cuando lo vi por primera vez en la presentación de uno de mis libros. A pesar de no haber comenzado su transición, era evidente que no encajaba con ninguno de los patrones pre-determinados por el patriarcado como “femeninos” y al adentrarme más en su realidad, me percato con vergüenza de que lo que creía saber, con respecto a la transición sexual, es un mero conjunto de ideas creadas desde un imaginario desprejuiciado y un ímpetu por contribuir con un poco de justicia, a una sociedad aun brutalmente arraigada a lo obsoleto.
“Nunca supe de gente trans, no tenia idea. Sabia que habia gente gay, lesbianas. A lo mas, cuando chico escuchaba que habían gays que podían convertirse en mujeres, pero mujeres que pudieran pasar a un cuerpo masculino, nunca!
A los 17, cuando me enteré de las posibilidades, fue como que me dijeran que toda la vida habia habido un bus que pasaba por la esquina y podía llevarme al espacio y yo sin saber que podía viajar al espacio por todos esos años. Después vino el proceso de contarle a mi familia. Mis abuelos paternos son mi familia mas cercana, los senté y les dije que iba a comenzar el proceso y ellos se pusieron a llorar. Yo estaba preparado para el rechazo y todo eso, pero
mi abuela me tomó la mano y dijo que si hubiese sabido antes, me hubiese ayudado desde el principio,
que ella siempre vio cosas que no calzaban, que yo andaba trepando árboles, no jugaba a las muñecas, cosas así. La importancia del apoyo de mi abuelo, derribando sus convicciones patriarcales, es algo que ha sido muy importante para mi, también.”
“A pesar de eso, siempre supe de mi sexualidad, como una distinción acerca del resto de la gente. Por ejemplo, en la básica, no me gustaba estar en la categoría de mujer, como se espera que sean.
Recuerdo que me llevaban el almuerzo al colegio y yo me ponía un gorro para esconder el pelo y una chaqueta muy grande, encima del uniforme
pero me los sacaba cuando llegaban con la comida. Durante mi adolescencia tomé ciertos aspectos femeninos como usar tacos, ropa apretada y pintarme las uñas. Esas cosas aún me gustan porque, si bien las apropié de un estereotipo de esa misoginia que las determina, me gustaban. En ese tiempo solo me gustaban las mujeres y existía, socialmente, como una mujer. No hubieron mayores percances en esos tiempos.”
“Cuando entré a la universidad, me cuestioné si me gustaban solo las mujeres. Antes había estado íntimamente con hombres, aunque a los 17 estuve por primera vez con alguien: una mujer. Pasaron como tres años cuando este cuestionamiento empezó.
También fue el tiempo en que me fui de mi casa y pasaron muchas otras cosas: estuve con varios hombres y pensé que tal vez eso era lo que pasaba conmigo, que no quería estar con hombres, después de todo.
Hace más o menos tres años, cuando conocí a Camila, recuerdo que nos estábamos duchando y entre bromas, ella me dice que si me ponía pene, yo ya no le iba a gustar. Aún yo sentía que una identidad no específica no me era cómoda, que teniendo una corporalidad femenina, algo aún me faltaba. Ahí fue cuando empecé a investigar el proceso de transición y las alternativas. Recién a los 19 años me enteré de que era posible. Ahorré y me fui a Lima solo, el 12 de Noviembre del 2018, a operar de una mastectomía. Antes de esto, tenía que usar binder (una prenda de compresión que camufla la presencia de pechos), mis tetas eran un bulto ajeno a mi. Sufría porque es incómodo y doloroso, pero me permitía tener un cuerpo más cercano a lo que yo era.
Sufría por tener pechos y sufría por la manera en que tenía que esconderlos.”
Jacke mira al suelo y me pregunto cuanta gente deambulando con aparente calma, cerca nuestro, se siente desvinculada a la norma, escondida en una inadecuación derivada del acondicionamiento social de una sociedad que insiste en perpetuar la hegemonía heteronormada, como lo correcto.
Tuviste miedo de ir solo?
“No, estuve en el regimiento cuando tenía diecisiete. Era el más chico y ahí me daba miedo todo, fui voluntario y estuve un año, me gustó mucho y quise postular a más, pero no se pudo. Todo ahí es apellido, plata.
El doctor me vio quince minutos antes de la operación, no tuve tiempo de hablar con él o conocer lo que me iba a operar. Nadie me explicó nada, pero cuando llegó y me vio tiritando, me dijo: tranquilo, todo va a estar bien. Esto es como magia: ahora lo ves y después, no.
Después me mandaron en taxi con la enfermera y cuando estaba acostado en la cama, me di cuenta de lo que había hecho. Había otro chico en el departamento donde nos pusierony me preguntó: habrá sido una operación social, para que los demás no nos cuestionaran hasta el punto de venir aquí, a un hospital de mala muerte?. Lo que pasa es que uno, como trans, idealiza la cirugía, pero aún sigo teniendo problemas con mi nombre, por ejemplo: aparezco en registros antiguos, pero ahora puedo correr más fácilmente. Amo correr!”
“Cuando comencé a transicionar, hablé con Franco Fuica (presidente de la OTD), quien me advirtió que mis decisiones iban a cambiar a través de todo el proceso; que no me exigiera tanto. Si bien hubo un tiempo en que lo consideré, hoy sé que nunca quiero tener un pene (a través de cirugía), es más, tengo un micro-pene a causa de las hormonas. Me siento intersexual porque es como tener ambos sexos y eso es lo más maravilloso del mundo, no sé porqué alguien querría cambiarlo.” Se ríe. “Lo que no tengo es testículos.”
Le pregunto si cree que la identidad es una cuestión de genética o adiestramiento social.
“Creo que se trata de toda la exigencia que se pone sobre la mujer, que se sienten de cierta manera, que sean tranquilas, etc. El problema es ese, más allá de los roles: es la exigencia que se les impone a las mujeres. Creo que todas las mujeres, en algún punto, no deben haber querido ser mujeres: es mucho más fácil ser hombre.”
Antofagasta es una ciudad tremendamente masculinizada, dada la industria minera: sostén de la economía local. Quiero saber como es la experiencia de Jacke en una región que está aún dominada por pautas de comportamiento misógino y tradicionalista, recordando que hace poco tiempo, una foto en la cual un Jacke topless, mostrando orgulloso las cicatrices de su mastectomía en una marcha feminista, se hizo viral.
“Oculté ser trans por mucho tiempo, pero ahora quiero que la gente sepa. La otra vez me preguntaron que iba a hacer con mis cicatrices y no quiero esconderlas: mi validación social como hombre no va a superar jamás mi respeto a que fui mujer, por eso quiero que la gente sepa porque a veces no creen que soy un hombre trans, quiero que se imparten y cuestiones la realidad."
A eso iba mi cartel en la marcha: si ahora me voy caminando a la casa, voy con temor de un asalto o algo así, pero vendrían a enfrentarme como hombre. Si una mujer va por la calle, es otra la perspectiva en contra de ti. Ahora cuando venía (a la entrevista) pasé al lado de un limpiador de autos que hace un tiempo nos gritólesbianas cochinas,o algo así, cuando venía de la mano con la Cami. Ahora pasé y como aún no asocio (sic) que no me ven de la misma forma, pensé que iba a decirme algo. Crucé y ni me pescó.
La sociedad me omite de las cosas que son peligrosas y eso no pasa con las mujeres.
Una vez iba a la iglesia y un tipo paró su auto al lado mío diciéndome que me llevaba, insistió, pero ahora no me pasaría. Por eso estoy acoplado a la lucha feminista, huevon, es muy brígidollegar a sentir todo esto de las dos formas.
El miedo con que educan a las mujeres, es algo que es imposible de sacarse de la cabeza.”
Cómo contribuyes al feminismo?
“La forma en que cualquier hombre puede contribuir al feminismo es no seguir sentenciando, compartiendo las mismas cosas que se han hecho. Hacer un pare.”
A Chile le falta saber porque mientras más sabes, más te interesa. El otro día leí que un suicidio impacta a 150 personas a su alrededor. Mi transición, yo creo, impactó a 100, por eso lo sigo contando, porque un día ya no va a ser ah, los trans, sino: ah! el Jacke, mi compañero de trabajoy si dicen algo malo, le va a asquear a mi compañero, como me asquea a mi. También que la gente trans hable, no que digan soy Felipe y siempre lo he sido.
Hay una desinformación social acerca de la sexualidad no heternormada. Como hombre trans bisexual en una relación con una mujer cis lesbiana, le pido que nos explique la dinámica de una relación que la ignorancia tendería a demonizar, asumiendo que la transición a una identidad masculina, implica que la preferencia sexual seria por una compañera cis hetero.
“En la sexualidad prima el amor, el querer acompañar. Si tú estas casada con alguien y esa persona cae en coma, dejarías de amarlo? Ese es el punto.”
Sopaipillas o Super Ocho?
Jajaja que rayos? Sopaipillas porque son mas ricas y llenadoras y las puedes comer dulces (pasadas) o saladas.
POLITICA: RESISTENCIA y REVOLUCION -CHERIL LINETT (Chile)
11Feb2019 #cherillinett #entrevista #yeguadalatinoamericana #resistencia #lucha #cuerpa #politica #performance #arte #accion #intervencion
Cheryl Linett es artista de performance, creadora de la revolucionara arma de resistencia feminista "La Yeguada Latinoamericana"
¿Dónde creces, Cheril, cronológica y políticamente?
Desde muy pequeña viví en la comuna de la Florida, esa fue mi casa natal, aún viven allí mi madre y padre. Todos los fin de semanas, feriados o fechas festivas nos íbamos a la casa de mis abuelxs, a la población La Pincoya. Allí vivían mis abuelxs maternxs y paternxs y más familiares. Regresé a vivir en mi adolescencia a la casa de mis abuelxs maternxs un par de años, hoy sigo visitándoles allá, por eso siento que me crié en ambos lados, siempre yendo de uno al otro y principalmente con la familia de mi madre, donde fui mimada desde pequeña.
Mi abuelo materno fue pescador, minero de Lota y luego paco, eran muy jóvenes cuando junto a mi abuela quien era la encargada de la crianza y labores domésticas. Se vinieron a Santiago desde el sur, buscando más oportunidades, bienestar laboral y económico. También mi abuelo paterno fue paco, perteneciente al orfeón, él tocaba la trompeta. Debido a que en ambas familias tanto de mi padre como de mi madre fueron uniformados, crecí viendo imágenes de las fuerzas armadas en las revistas de carabineros, lleno de ejemplares repartidos por el hogar, entre otras revistas varias, como la Insólito que tanto me perturbaba ver y a la vez gustaba, armas de paco a la vista y una que otra bala encima de cualquier mueble. Mientras que en ocasiones escuchaba los relatos de los tiempos de dictadura militar en la población, el vecino tan querido de la casa de enfrente que iba haciendo señas con su mano, despidiéndose de la gente cuando se lo llevaron para no regresar jamás, para hacerlo desaparecer.
Notaba la contradicción al escuchar en ocasiones el repudio absoluto hacia la dictadura y a uno de mis tíos hablar con tanta admiración sobre el Sacha, perteneciente al Frente Patriótico Manuel Rodríguez a quien vio en ocasiones entrenando en las 7 canchas, allá en La Pincoya, junto a un grupo de compañeros, se preparaban para la operación siglo XX, cosa que se sabría más tarde. A la vez a todo volumen, cada 19 de septiembre, la parada militar en la tv, mientras comían empanadas, sigue siendo así, es tradición.
A pesar de que se me inculcó el respeto hacia uniformados y uniformadas, jamás lo sentí, me quedé con el absoluto rechazo a la derecha conservadora, las fuerzas armadas, carabineros y con el repudio a Pinochet. Me quedé con las letras de Sol y lluvia y Gondwana, de cuando era una niña y les fuimos a ver tocar en la población con mi familia, se me llenaban los ojos de lágrimas con sus letras, sintiendo profunda admiración de pequeña por quienes se manifestaban, por quienes luchaban y resistían, por lxs estudiantes, trabajadorxs, la Gladys Marín, Víctor Jara, Los Prisioneros, por la gente de la población, por Caupolicán y Fresia, como mi tata conoce al revés y al derecho su historia, nos la contaba en algunas ocasiones.
A medida que iba creciendo, pude darme cuenta de lo que significaba estar en el mundo como una niña, para luego estar como mujer. Sentía la manera distinta de las personas adultas al relacionarse conmigo y la diferencia con los niños, lo reforzados que están los estereotipos, en los colores, en los juguetes, juegos, en los roles que deben corresponder a cada género binario, predominando en lo público, la heterosexualidad siendo considerada como lo "natural" o "normal", pude desde pequeña observar bastante como se relacionaban los hombres entre ellos, sus chistes, sus conversaciones y como se relacionaban o se referían a las mujeres.
Mi madre tiene cuatro hermanos, es la única mujer. Sus hermanos llenaban la casa de amigos, por lo tanto había una enorme presencia masculina en el hogar. Veo la carga tremenda que se ha llevado mi abuela, mi madre y mis tías todo el tiempo. También los temores y complejos que portan las mujeres de mi familia, que yo no quise seguir portando.
¿Cuándo se transforma tu necesidad de visibilizar la lucha, a acción? ¿Cómo fue este proceso?
Desde muy pequeña pensaba que un día iba a estudiar alguna carrera artística, nunca me vi haciendo otra cosa, hasta llegué a pensar que no servía para nada más. Tenía muchas ganas de crear, sin saber aún que, desde que lenguaje o cual sería mi medio de expresión. Sentía una pulsión muy fuerte por explorar, experimentar, observar la realidad, maravillándome con la inmensidad de la naturaleza, observando a las personas y lugares de mi entorno. Sentía la necesidad de dejar de cargar con los complejos y temores de las mujeres de mi familia. Me la pasaba pintando y dibujando pájaros, queriendo volar, pintando marcianos, animales no humanes, plantas y planetas imaginarios, queriendo encontrar otras formas de vivir la vida.
Observando la realidad que tanto duele y con deseos de abstraerme, teniendo mucho que decir pero sin encontrar las palabras, o sin que existan tal vez para traducir todo lo que se siente, comencé por medio de acciones y gestos a crear imaginarios posibles, con la intención de traerlos a la realidad, sintiendo que así estaría creando a la vez nuevas formas de existencia, re-inventando las propias éticas y políticas para co-habitar de manera armónica y fluida con otrxs, humanxs y seres no humanxs, creando ficciones aquí, inmersa en la realidad misma y lo que acontece, con el deseo de fugarse de algún modo y disfrutar de los momentos o instantes efímeros de fuga tanto para mí y como para quienes presencien o vivencien mis propuestas. En ese sentido la acción o la performance me acomoda, puedo fluir, siento la libertad de crear interdisciplinariamente, aplicar todo conocimiento aprendido y sin reglas.
Comenzó a ser urgente para mi indagar en mi biografía, compartir mi historia y la de mis cercanxs, como también escuchar las de otrxs. Hacer algo por lo que nos inquieta y no rendirse, ni acatar. Decidí no callar, ni mi boca, ni mi cuerpo, también otrxs lo han decidido y es hermoso sabernos, tejer redes y comenzar a decidir cómo es que queremos vivir y apropiarnos de nuestros cuerpos que son lo único que nos pertenece y es a través del y por medio de la acción y el arte que decidí sentir, expresar y comunicar, luchar, resistir.
Una recurrente, e imbécil, opinión de los detractores de la Yeguada (y del feminismo, en general), es eso de que “mostrar el cuerpo, no es hacerse respetar”. ¿Cómo respondes a esto?
Ese es uno de los dichos que más se reiteran, tanto por hombres, como por mujeres y hasta por algunas que se definen feministas. Pienso que decir eso, es padecer del machismo hasta la médula, es continuar perpetuando el patriarcado exigiendo que se respeten sus normas y bases. Es justificar a violadores, cuando dicen que la victima los estaba provocando. Es continuar culpándonos a nosotras y controlando nuestra manera de vestir y disciplinándonos el cuerpo para que nuestra cuerpa desnuda sea relegada al plano de lo privado y placer masculino. Deben respetarnos sea como sea que queramos ser y hacer, dejen de justificar sus faltas a nuestro consentimiento decidiendo quienes merecen su respeto y quiénes no. A todas se nos debe respetar, no porque tengan unas tetas descubiertas frente a ustedes significa que las pueden manosear o que entonces nos estamos denigrando. Más denigrante es tener que forzar a una persona hacer algo que no quiere hacer o hacerle algo que esta no quiere. Quiten sus concepciones patriarcales por sobre nuestros cuerpos que son naturales, nuestro refugio, nuestra casa, nuestro espacio vital.
La forma Yegua es inspirada por su introducción de los “colonos”, a quienes denominamos vejadores, de esta especie con fines puramente reproductivos. ¿Es justo decir que aún nuestras cuerpas son tratadas de esta manera?
Creo que sí. De hecho es allí donde hago el cruce simbólico con aquella yeguada traída por los colonos a América Latina con el objetivo de la carga y reproducción. Hoy se continúan vulnerando nuestros derechos sexuales y reproductivos, siguen dominándonos a través de nuestras cuerpas y decidiendo por nosotras, si podemos o no abortar; validándose a través de la legalidad y falsa moral cristiana. Quieren más mano de obra esclava, tanto humana como no humana. A las animalas no humanas las continúan reproduciendo con la finalidad de lucrar: que traigan más crías para vender su carne tierna y más vacas para producir leche. A quienes tienen el poder y control no les interesan nuestras condiciones de vida, les interesa perpetuar su estatus por sobre el bien del planeta y la humanidad, siendo esto logrado en buena parte a través de la dominación de nuestros cuerpos.
¿Quiénes son la Yeguada?
En un comienzo quería iniciar una serie de performances invitando a otras a participar de ellas, partí con mujeres cercanas, dos amigas que conocí en la escuela de teatro, Mariella Silva y Cindy Maturana, mis cómplices, compañeras queridas de confianza. Las invité a las dos a participar de una acción que en ese momento sentimos como un rito o un viaje estremecedor. Viajamos hasta Puchuncavi desde Santiago, llevamos tres coronas fúnebres, que cargamos con una mano desde el museo histórico natural de Puchuncavi y en la otra mano con una pala cubriéndonos el rostro, con calzones abajo iniciamos una procesión, dentro del marco de un encuentro de performance que organizaba Eli Neira, la real periférica. Esta procesión culminó en el ex-centro de tortura Melinka, en memoria de las mujeres víctimas de la dictadura militar de Pinochet y por las mujeres que hasta la fecha fueron víctimas de femicidios, abusos, acosos, violencia, discriminación y agresión.
Esa fue la primera acción como parte del proyecto. Luego en el 2016, en Santiago y siendo 25 de noviembre, día que en 1960 fueron asesinadas las hermanas Mirabal, durante el régimen del tirano Rafael Trujillo, motivo por el que se designa “día internacional de la no violencia contra la mujer”, invité nuevamente a Mariella y tres compañeras de la escuela de teatro, a quienes pude conocer durante el tiempo en que les hice ayudantía en la asignatura de actuación, Isidora Sánchez, Fernanda Lizana y Daniela Parra. Realizamos una procesión desde la pérgola de las flores, cubriendo nuestros rostros con las coronas fúnebres en forma de cruz, con flores rojas y blancas, con los calzones abajo, nos dirigimos hacia la Plaza de la Ciudadanía, allí saltamos las vallas papales, en ese tiempo y como hoy, la Plaza de la Ciudadanía estaba enrejada, bloqueando el libre acceso de la ciudadanía. Luego de saltar, corrimos hasta donde pudimos en dirección a la moneda, nos volvimos a bajar el calzón, tendiéndonos en el piso, inmóviles y afirmando fuertemente las coronas fúnebres que pusimos cubriendo nuestros cuerpos, nos mantuvimos en silencio y sin responder a los pacos que llegaron inmediatamente a intentar controlar la situación. Tuvieron que proceder de la manera que habíamos planificado que lo harían, si nos tendíamos allí, inmóviles y en silencio. Nos cargaron una por una, hacia un furgón de imputados que nos esperaba a un costado. Esa fue la primera vez que ocupamos al cuerpo policial para continuar la acción, haciendo que se hagan cargo.
Habiendo perdido el temor a los pacos y a su accionar, hice nuevamente la propuestas a mis compañeras de volver a realizar una performance, pero esta vez poniéndonos en posición de ataque frente a ellos, haciendo contacto visual, demostrándoles que perdimos el miedo, que no son quienes dominan, vestidas con jumper del mismo color que sus uniformes, para que nos identifiquen inmediatamente entre la multitud llena de colores en la “marcha por el orgullo de ser tu mism@”, el año 2017. Fue la primera vez que salimos con cola de yeguas, titulé esa performance “Yeguada Latinoamericana”. Isidora Sánchez, Fernanda Lizana, Mariella Silva y Cindy Maturana aceptaron la invitación. Juntas volvimos a sentir la potencia de accionar en complicidad. Luego vinieron varias acciones más, en las que Isidora y Fernanda Lizana continuaron trabajando junto a mí, hasta la fecha. El número de participantes comenzó a crecer, dependiendo de lo que requería cada acción, como en la performance. “Gloriosas” por ejemplo, en que llegamos a ser 40.
Pero a la vez se comenzó a consolidar un grupo estable de trabajo, nos comenzamos a reunir cada semana a debatir, estudiar, compartir, entrenar y prepararnos para cada acción. La Yeguada Latinoamericana hoy, es conformada por Fernanda Lizana, Isidora Sánchez, Fernanda Vargas y Camila Poduje, además de mi. Contamos con el apoyo de varias compañeras trans, cis, travestis, compañeres no binaries, trabajadoras sexuales, bailarinas, actrices, amigas, primas, etc. que vamos invitando para accionar con nosotras dependiendo de la cantidad de yeguas que necesitemos ser.
¿Es la Yeguada un espacio que acoja compañeras que tengan el deseo imperante de unirse a hacer cambios? ¿Cómo pueden comunicarse con ustedes?
En ocasiones hemos abierto la invitación a otras más a participar, dependiendo de lo que vaya requiriendo cada acción. Idealmente se vuelve a invitar a las que ya han participado y conocen la dinámica de trabajo, pero también vamos invitando a otras que les haga sentido el discurso, la propuesta y quieran participar. Si alguna tiene interés, puede comunicármelo a mi o alguna de mis compañeras del grupo, así tenerlas presentes para cualquier convocatoria futura que vayamos a realizar.
La iglesia reconoce el abuso sexual dentro de su estructura. ¿A qué atribuyes la inamovilidad de sus feligreses frente a estas violaciones de derechos humanos?
Es sabido que la institución iglesia ha dominado a la humanidad por siglos, avasallado a los pueblos originarios, imponiendo sus ritos, creencias y concepción de vida, hasta hoy. Desde la colonización se han impuesto en este continente como una autoridad espiritual y política, exigiendo obediencia y respeto a sus feligreses por medio del miedo, tortura, genocidio, amedrentamiento y por la fuerza. Es sorprendente que tras el develo de tanta violación a derechos humanos y a pesar de conocer la historia de la iglesia y las religiones en Latinoamérica, la gente continúe considerando a sus miembros como figuras de autoridad. Siguen creyendo en Dios, en el cielo, en lo bueno y lo malo, pero de manera hipócrita. No veo ninguna preocupación real, ni empatía por quienes han sido víctimas de miembros de la iglesia.
Pienso que a la gente le interesa más meterse en la vida de las otras personas, les preocupa más oponerse a las disidencias sexuales, personas y niñez trans, al aborto libre, controlar nuestra sexualidad, placer y goce. Que ocuparse de quienes han y están violando nuestros derechos humanos.
La única iglesia que alumbra, es la que arde. ¿Verdad o mentira?
Verdad jaja. Creo que ya es tiempo de que caigan todas las iglesias y templos, católicos y evangélicos sobre todo, ya que son los más invasivos y con una enorme presencia en América Latina. Es tiempo que se derriben sus dogmas, su moral conservadora, hipócrita y represiva. Sabemos que históricamente nos han querido negar conocimiento,
adormeciendo a la humanidad, oponiéndose a nuestra libertad. Oponiéndose a que seamos seres pensantes y críticxs, queriendo que seamos dóciles y vulnerables, sus crédulxs sequitxs y pasivxs. En nombre de Dios se han llevado a cabo las peores atrocidades y exterminios, de ese Dios patriarcal, creado a imagen y semejanza de los hombres, ya es tiempo que se termine.
¿Cómo respondes a los llantos “pero a los hombres también nos maltratan”?
Que solo son excusas para acallar nuestra lucha y oponerse a ella. No pueden negar que históricamente han sido los hombres quienes nos han violentado, acosado, asesinado, maltratado, explotado, discriminado, objetualizado, reprimido y decidido por nosotras como debemos vivir nuestras vidas, no pueden continuar justificándose y negando la realidad, es mayor la cantidad de mujeres trans, cis y travestis asesinadas y víctimas de crímenes de odio, que hombres asesinados por mujeres. Solo basta preguntar a las amigas, hermanas, abuelas, tías, primas, vecinas, mujeres cercanas, cuántas han sido acosadas, violadas, maltratadas, etc. Para darnos cuenta que casi todas lo hemos sido. Quienes hacen ese tipo de comentarios, lo suelen hacer en respuesta a nuestra lucha y no por un verdadero interés al maltrato hacia los hombres, según sus lógicas patriarcales, de hecho he oído más burlas hacia hombres violentados por sus parejas, cuando estas son mujeres.
¿Algún mensaje a las mujeres que defienden al patriarcado?
Lo que me apena en esos casos, es el hecho de que tal vez no están haciendo el trabajo de revisar sus relaciones con otrxs y sus prácticas. Pienso inmediatamente que probablemente también fueron o están siendo víctimas de abuso, violación, discriminación, agresiones o acosos y tal vez continúan normalizando todas esas prácticas, hacia ellas y hacia las demás a su alrededor. No pienso que porque se es mujer, no se es machista, sé que hay mucha misoginia y machismo en algunas mujeres. De hecho cuando escucho a mujeres defendiendo el régimen patriarcal, me generan la misma sensación que un macho que nos intenta frustrar la lucha. Les diría que espero que con el tiempo y, considerando que estamos todxs en proceso de aprendizaje, ojalá un día dejen de defender un régimen que nos está dañando y le quieran voltear y ver caer, cuando así sea, bienvenidas.
¿Cazuela o empanada?
Empanada pero solo de vegetales jaja.
MI ABUELA
Eda es mi abuela paterna y Ceferina mi abuela materna. De ellas también vengo, me reconozco en ellas, pero eso llegó un momento en que las comencé a observar más. Me gusta indagar en sus vidas, en sus experiencias y sentires, en conocer su historia. Siempre he tenido más cerca a mi abuela materna. Yo le digo mami o, a veces, mamá. Ha sido mi otra madre, es un amor tan grande el que nos tenemos, porque sabemos que nos tenemos. Me gusta escuchar sus historias, sus recuerdos, mientras me recuesto sobre ella y me acaricia las manos. Ella es antigua, es observadora, inteligente, es fuerte. Siempre ha sido mi protectora, me siente cuando estoy triste o algo me pasa y me sorprende que en esos momentos, muchas veces me ha llamado y cuando contesto me dice: ¿me llamó hija?.
Ella tocaba la guitarra en la iglesia evangélica, quería aprender a tocar el piano, quería ir a la universidad, le gustaba mucho estudiar, pero las condiciones en Lota fueron complejas. Terminó casándose al salir de la escuela y criando a cinco hijxs. Viniéndose a Santiago, lejos de su madre y padre a quienes tanto amaba. Mi mami ha sido fundamental en mi vida, ella me hace sentir que no estoy sola y que si me siento triste puedo llegar a ella y me oirá. Probablemente en ocasiones no me entiende o no pueda contarle todo lo que me pasa, pero de igual manera esta ahí haciéndome cariño y conteniéndome como cuando niña. Me acaricia el rostro y me mira con tanta ternura, con tanto amor.
Mi viejita es parte de mi, soy parte de ella, la llevo conmigo siempre. La visito cada semana y si no he ido a verla a ella y a mi tata, ya estoy necesitando verles, verla o al menos escucharla. Cuando nos re-encontramos nos abrazamos, la abrazo, la huelo, toco su piel, su rostro, su pelo, sus manos y la beso siempre como si fuera a ser la última vez.
**Creditos fotografia: Gonzalo Tejeda, Nicole Kramm, Silvestre & Muluk.
#1 28Ene2019 ABORTO - HECTOR MARGARITAS (Chile)

LAS BRUTAS.
NOS DICEN LAS QUE NO ENTENDEMOS. PERO NOSOTRAS; LAS RARAS, NO GRITAMOS, AULLAMOS Y TE DECIMOS MACHITO QUE SÍ, QUE SÍ, QUE SÍ.
"Fui crucificada, muerta y sepultada por mi familia y la sociedad. Nací cien años antes que tú y sin embargo te veo igual a mí. Soy Teresa Wilms Montt, y no soy apta para señoritas”.
Quiero empezar escribiendo en este texto que tengo ansiedad de lo que voy a escribir acá. Mi escritura es más errante que yo. Quiero empezar a escribir, aunque el té de manzanilla que oscila vaivén tremuloso en la estufa de mi casa se quede frío. Ayer unas cuentas nos atrevimos a gritar, la historia nos silencia. Nos dice, recurrentemente, que NO. ¿ te ha pasado? ¿te has sentido bichita rara? Yo sí. Yo si. Yo si. Recuerdo ese primer día cuando me dijeron que, qué era yo, que si activo o pasiva. Dije que mujer. Y el BIOenjuiciamiento fue tajante, que NO porque NO. Que no. Que travesti sí, pero mujer NO.
Acepto mi androginia desde una vereda feminizante y políticamente punzante. Tengo sed.
BRUTA BRUTA BRUTA LA SOCIEDAD NO TÚ, NO YO.
Ahora que salí a fumarme un cigarrito en el frío sureño me recuerdo que la primera vez que supe de la frase, “no lo quiero tener. Voy a abortar” tenía 20 años. Con mi amiga Valentina éramos las reinas de la disco cola DIVAS Y ROCK STAR en concepción.
Entrábamos gratis porque éramos patuas y con veinte años una igual se ve de 15. Entonces, reinas totales, baile y webeo. Baile y webeo pasábamos las nochecitas friolentas del tropiconce. Esa mañanita en la universidad mientras la Vale vomitaba en el baño y yo me secaba las manos, fue la primera vez que sangramos juntas de dolor (o ese sería nuestro devenir en los días siguientes, y claro que fue así!!) encerraditas con miedo y con ahogo, entre llamadas y mensajes a la abortista telefónica, la Vale y yo abortamos cagadas de miedo. Yo, de que no sangrara tanto. Y ella, de cómo llegaría a su casa al otro día.
BRUTA BRUTA BRUTA BRUTA, NOS DIJERON MIL VECES BRUTA Y NOSOTRAS REPETIMOS QUE NO, QUE NO, QUE NO
Después se hizo rutinario el MISOPROSTOL. Que pena, pensaba yo, que pena estar encerradas muerta de nervios y no en un hospital atendidas por último, por el médico de turno del sapu. Pero no, no fue así, no ha sido así nunca. Pero habemos otras que pensamos en la revolución parte desde la llama inflamada y la desesperación. La televisión nos suprime. Nos tira marejada al fondo dejándonos cegadas, ¿entiendes tú que ser anti nosotras no ayuda? ¿entiendes tú que el padrecito nuestro y el ave maría no nos salvarán esta nochecita titubeante? ¿entiendes tú que la que está allá quiere abortar? ¿entiendes tú que no puedes pertenecer en pensamientos de otros? Yo solo escribo, tú me escuchas o no, pero si quieres, alza la voz, gritemos juntas, si no, quédate con todo lo que te leí arriba.
Buscamos seguridad, comprender nuestras cuerpas como únicas e irrepetibles, como propias, no del estado, no de la moral católica ni religiosa. Entender, por fin, que fuimos, que somos, que seremos. ¿tanto te cuesta entender eso político de mierda? ¿tanto te cuesta entender que el ahogo calentón viene suspiro revolucionario no más y si no queremos, es NO, no más? AHORA, larga tarde de escritura entre mis pensamientos y yo.
Entre la niebla y lo siniestro. Entre el NIUNAMAS y el NICAGANDO3CAUSALES. Apretaré guardar Word, releeré un poco esto para ver si las palabras salen bien. No sé qué es lo correcto, no sé leer bien. Sé de esta forma. Entonces pienso, después de otro cigarrito consumiéndose y mi tacita manzanilla fría, que SÍ, Que sí algunas abortamos lamentablemente escondiditas entre la pieza y el baño, entre el internado y el baño, entre el auto y el sanjón, entre la bolsa plástica y el basurero, entre lo efímero de lo muerto o lo efímero de lo tangible. Pienso en vida, pero no pienso en una forzada, por eso aborto para la chica violada, para la mujer que no quiere ser mamá porque no no más.
Pienso en BRUTA Pienso en ZORRA Pienso en NO Pienso en SÍ
Pienso en que estamos marcadas, maricón travesti, maricón diana, maricón puta, maricón pasiva, maricón activa, maricón culiao, marciana puta, maricona zorra, -acá escribe una tú- ¿cómo me dirás hoy?
Te respondo así, te respondo completamente cochina, errante, caliente, SUPER CALIENTE, que hoy tengo ganas de abortar(TE)/2 de tirarte por la cadenita del guater y te vayas caramelo muerto por ese sanjoncito. Yo no tengo miedo, yo sé que tú si porque te punza mi tragedia travesti, te metes el pico solito sin que te lo meta yo primero. ¿ahora si me crees?/3
Pienso mil veces en que NO SOMOS BRUTAS Pienso mil veces en que NO SOMO ZORRAS Pienso en que NO, NO, NO, NO, NO, NO, NO
Pienso que SI, que si te vas mar ajeno no volverás cadenita rezándome un padrecito nuestro porque estamos salvadas mis amigas y yo. Salvadas por nosotras mismas, mismas, mismas, mismas. Pienso en que sí soy, maricón travesti.
Travesti, travesti. No tengo miedo. Hoy no tengo miedo. Hoy ya no tenemos miedo. Ya no. Ya no. Ya no.
**Hector Margaritas (27) es escritor chilena radicada en Santiago. Su obra abarca la disidencia y el under citadino. El homoerotismo es fundamental en su trabajo. Tiene dos libros de poesía, 'irreverente' y su último trabajo llamado 'Lagrimal' Actualmente se desenvuelve entre la poesía, la performance y escribe su primera novela.
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